jueves, 23 de mayo de 2013

Guerra del Pacífico

La Guerra del Pacífico, también denominada Guerra del Guano y Salitre, fue un conflicto armado acontecido entre 1879 y 1883 en el cual se enfrentaron la República de Chile contra las repúblicas de Bolivia y del Perú.


Crisis e inicio del conflicto

En 1866 se firma el Tratado de Límites entre Chile y Bolivia poniendo término a una cuestión limítrofe pendiente entre Bolivia y Chile, planteada desde la fundación de Bolivia en 1825 cuando se independiza de España y se separa del Perú. En este tratado se fijaban por primera vez los límites y se establecían los derechos de exportación correspondientes a cada país. Las dificultades encontradas para implementar la administración del tratado llevaron en 1873 a su modificación, buscando una solución pacífica entre ambas naciones.
En 1878, el congreso de Bolivia se abocó al estudio del acuerdo celebrado por el gobierno en 1873. Para Bolivia, el contrato firmado en 1873 con la Compañía de Salitres de Antofagasta aún no estaba vigente porque los contratos sobre recursos naturales debían aprobarse por el Congreso, de acuerdo con la Constitución boliviana. Ello se hizo por la Asamblea Nacional Constituyente boliviana mediante una ley, el 14 de febrero de 1878, a condición de que se pagara un impuesto de 10 centavos por quintal de salitre exportado por la compañía.
Artículo Único. Se aprueba la transacción celebrada por el ejecutivo en 27 de noviembre de 1873 con el apoderado de la Compañía Anónima de Salitres y Ferrocarril de Antofagasta a condición de hacer efectivo, como mínimo, un impuesto de diez centavos en quintal de salitre exportado.
Asamblea Nacional Constituyente de Bolivia. Ley de 14 de febrero de 18783
En lo que respecta a Chile, el cobro del impuesto de 10 centavos sobre quintal exportado violaba el artículo IV del Tratado de límites de 1874. Por ello, dicho impuesto encontró una gran resistencia por parte de los propietarios de la empresa afectada y una cerrada defensa de su causa por parte del gobierno de Santiago, desencadenándose un conflicto diplomático.
A lo largo de los meses subsiguientes, el gobierno boliviano se abstuvo de implementar la ley mientras se discutían las objeciones presentadas por el gobierno chileno. El 8 de noviembre, el canciller Alejandro Fierro envió una nota al canciller Martín Lanza indicando que el Tratado de 1874 podría declararse nulo si se insistía en cobrar el impuesto, renaciendo los derechos de Chile anteriores a 1866. El 17 de noviembre, el gobierno de La Paz ordenó al prefecto del departamento de Cobija que aplicara la ley del impuesto para iniciar las obras de reconstrucción de Antofagasta. Aunque ambas partes propusieron la resolución del conflicto por vía de un arbitraje, tal como lo contemplaba el Protocolo de 1875, este no llegó a realizarse ya que mientras el gobierno de Chile exigía que se suspendiera la ejecución de dicha ley hasta que su legalidad fuese determinada por un árbitro, el gobierno de Bolivia exigía que el blindado Blanco Encalada y sus fuerzas navales se retiraran de la bahía de Antofagasta. El 6 de febrero, ante las protestas por parte de la Compañía de Salitres por la ley del impuesto y dado que el contrato no había cumplido con los trámites para declararlo, el gobierno de Bolivia rescindió el contrato con la Compañía de Salitres y Ferrocarriles de Antofagasta. El prefecto Zapata ordenó rematar sus bienes para cobrar los impuestos generados desde febrero de 1878.
En Chile, la decisión de impedir el remate se tomó la mañana del 11 de febrero, cuando, en una sesión especial del gabinete chileno, se recibió un telegrama del norte, conteniendo textualmente un mensaje del ministro plenipotenciario de Bolivia "Anulación de la ley de febrero, reivindicación de las salitreras de la compañía". Este gatilló la decisión del presidente Aníbal Pinto de ordenar la ocupación de Antofagasta, que se realizó el 14 de febrero de 1879, ocupando tropas chilenas el litoral reclamado por Bolivia hasta el tratado de 1866.n 1 El 14 de febrero, el día del remate, tres naves chilenas arribaron a Antofagasta, Mejillones, Cobija y Caracoles reinvindicándose estos territorios. El 16 de febrero, llegó a Lima el ministro boliviano Serapio Reyes a fin de exigirle al gobierno peruano que cumpliera con el tratado de alianza defensiva de 1873. El 27 de febrero, Hilarión Daza decretó el estado de sitio en Bolivia.
Gracias a los archivos de la Compañía de Salitres y Ferrocarriles de Antofagasta, se sabe que en Chile no existía interés en ir a la guerra por salvar a la compañía, a pesar de que muchos políticos y ministros importantes eran accionistas minoritarios de la compañía[cita requerida]. Sin embargo, la decisión sería otra en el caso de que se remataran efectivamente las salitreras, lo que, según la visión del presidente de Chile Aníbal Pinto, supondría la violación efectiva del tratado.
Batallón Nº 3 de Línea del Ejército de Chile, formados en columnas en la Plaza Colón de Antofagasta, Bolivia en 1879.
El Perú, que había suscrito el Tratado de Alianza Defensiva con Bolivia de carácter secreto en 1873 y al que Argentina no se adhirió finalmente,4 trató de persuadir al gobierno de La Paz para someterse a un arbitraje con la misión Quiñones,5 figura que se encontraba estipulada en el protocolo complementario de 1875, toda vez que se trataba de un "problema tributario" y no territorial. El gobierno peruano, para mediar en el conflicto, envió a su ministro plenipotenciario José Antonio de Lavalle a Chile; la misión del diplomático fracasó. El canciller chileno Alejandro Fierro preguntó al plenipotenciario peruano sobre la existencia de un "Tratado Secreto" firmado con Bolivia en 1873. Lavalle no tenía instrucciones sobre ello y le indicó que en la comisión diplomática del congreso a la que él pertenecía no se había tocado ese tema. En Lima el 20 de marzo, el presidente peruano le expuso al representante chileno Godoy que el tratado existía y que convocaría al congreso peruano para evaluar qué actitud tomar ante Chile y Bolivia.
El 1 de marzo, el gobierno de Bolivia emite un decreto por el que se corta tanto el comercio como la comunicación con Chile, se dispone la desocupación de los residentes chilenos, el embargo de sus bienes, propiedades e inversiones, y desconocer toda transferencia de intereses chilenos hecha con posterioridad al 8 de noviembre, cuando el gobierno chileno declaró nulo el tratado de 1874. El 15 de marzo, Chile inició preparativos para ocupar más al norte del paralelo 23. Con ello, el 23 de marzo, tuvo lugar la batalla de Calama, en la que las fuerzas chilenas vencieron a un grupo de civiles bolivianos. El 5 de abril de 1879, Chile declaró la guerra a Bolivia y Perú.
La revisión y análisis del tratado de 1873 entre Perú y Bolivia, lleva a historiadores peruanos a la conclusión de que el Perú tenía la opción de decidir si este tratado estaba vigente, ya que Bolivia había firmado uno de límites con Chile en 1874 sin consultar al Perú,6 o si la agresión a Bolivia era real o si el asunto merecía un arbitraje. Esta misma interpretación dice que, a raíz de la penetración de tropas chilenas en territorio boliviano y el poco interés del gobierno de Chile en "una salida diplomática" y a la declaratoria de guerra que le hace el gobierno chileno el 5 de abril, Perú se sintió ligado a Bolivia por el tratado recíproco de defensa y entró, asimismo, en la contienda, declarando el casus foederis (expresión latina que significa "motivo de la alianza"; en la terminología diplomática, describe la situación en la cual entrarán en juego los miembros de una alianza, por ejemplo, "cuando una nación sea atacada por otra").
En cambio, la historiografía chilena afirma que el pacto es defensivo en la forma, pero ofensivo en el fondo, por lo que considera la mediación de Perú después de la toma de Antofagasta como una forma de ganar tiempo, mientras se realizaban preparativos de guerra.7 Además declara un motivo de más largo alcance para que la guerra terminara en un conflicto entre Chile y Perú, que sería, según esta visión, una enemistad que tendría raíces en la época colonial, exacerbada en la independencia y en la Guerra contra la Confederación Perú-Boliviana.
Por otra parte, la historiografía peruana afirma que las relaciones coloniales eran de cooperación y comercio entre los puertos del Callao y Valparaíso. Después de proclamada la Independencia, ambos gobiernos suscribieron un tratado de Liga, Alianza y Confederación el 23 de diciembre de 1822, que establecía principalmente una alianza militar entre el Perú y Chile, el cual se complementó el 26 de abril de 1823 con un tratado de Auxilios, que reglamentaba el financiamiento de la campaña libertadora8 y aunque posteriormente el gobierno peruano no reconoció dicha deuda, en 1839, con la derrota de la Confederación, el Perú pagó a Chile la deuda contraída por el servicio prestado por el ejército chileno en la campaña restauradora y la independencia,n 2 así como reconoció las acciones de los oficiales de Chile otorgándoles premiosn 3 y condecoraciones del ejército del Perú por reunificar el Perú y derrotar a Santa Cruz reconociendo a Chile como aliado del Perú.n 4 Esta alianza volvería a fortalecerse en 1866 durante la Guerra Hispano-Sudamericana en la cual las escuadras navales de ambos países combatieron juntas a la Armada Española en el Combate naval de Abtao. Tras el Combate del Callao y el retiro de la flota europea de aguas americanas en octubre del mismo año, el ministro chileno en el Perú Marcial Martínez, en cumplimiento de una ley dada por el congreso de su país, confirmó al presidente peruano Mariano Ignacio Prado (el mismo en 1879) los despachos de General de División en el Ejército Chileno.9 Esto ha llevado a la historiografía peruana a afirmar la existencia de intereses económicos y políticas expansionistas en la clase dirigente chilena de ese entonces como verdadero motivo del estallido de la guerra.

Campaña naval

A comienzos de la guerra era evidente que antes de cualquier operación militar en un terreno tan difícil como el desierto de Atacama, debía ganarse el control de los mares.
El poder de la escuadra chilena se basaba en las fragatas blindadas gemelas, Cochrane y Blanco Encalada, de 3560 toneladas, 6 cañones de 250 libras de avancarga, 2 de 70, y 2 de 40 libras, blindaje de 9 pulgadas, velocidad máxima de 11 nudos. El resto de la escuadra estaba formada por las siguientes naves de madera: las corbetas Chacabuco, O’Higgins y Esmeralda, la cañonera Magallanes y la goleta Covadonga.
La escuadra peruana basaba su poder en la fragata blindada Independencia y el monitor Huáscar. La Independencia desplazaba 3.500 toneladas, tenía un blindaje de 4½ pulgadas, 2 cañones de 150 libras, 12 de 70, 4 de 32, 4 de 9 libras, y andar de 11 nudos a su máxima velocidad. El monitor Huáscar deplazaba 1745 toneladas, blindaje de 4½ pulgadas, 2 cañones de 300 libras de avancarga, ubicados en la torre giratoria, y velocidad máxima de 12 nudos, con lo cual posiblemente era la nave de combate más moderna de la marina de guerra del Perú. Completaban la escuadra peruana los monitores fluviales Atahualpa y Manco Cápac, la corbeta de madera Unión y la cañonera de madera Pilcomayo. Bolivia contaba con buques de guerra como el Guardacostas Bolívar, el Guardacostas Mcal. Sucre y las embarcaciones Laura y Antofagasta.
Combate Naval de Angamos, óleo de Thomas Somerscales.
El puerto peruano de Iquique fue bloqueado por parte de la armada chilena. En el Combate naval de Iquique, el 21 de mayo de 1879, el monitor Huáscar, al mando del capitán de navío Miguel Grau Seminario, logró hundir a la corbeta chilena Esmeralda, al mando del capitán de fragata Arturo Prat Chacón, el que, al morir durante el combate, se convierte en el mayor héroe naval chileno. El mismo día, la fragata Independencia se enfrentó con la goleta 'Covadonga, cuyo comandante capitán de corbeta Carlos Condell de la Haza, prefirió evadir el combate bordeando la costa, perseguido por la Independencia que, en su afán de espolonear a la Covadonga, hizo que el blindado peruano encallara en Punta Gruesa. El resultado de ese día en Iquique y Punta Gruesa caló hondo en la opinión pública de ambos países. Los combates navales de Iquique y Punta Gruesa le dieron una victoria táctica al Perú: el bloqueo del puerto de Iquique fue levantado y las naves chilenas fueron hundidas o abandonaron el área. En el combate de Iquique, después de que el Huáscar hundiera la Esmeralda, Grau ayudó a los náufragos y envió un pésame a la esposa de Arturo Prat; más tarde en Punta Gruesa, la escuadra peruana perdió a la fragata blindada de 3500 toneladas al encallar en unos arrecifes cuando intentaba capturar una nave de madera de 630 toneladas, quienes continuaban en combate hasta la llegada del Huáscar. La pérdida de la fragata blindada Independencia, la mayor nave de la escuadra de la marina de guerra del Perú, representó un golpe irreparable para ésta.10
Pese a su condición de inferioridad numérica, el comandante del Huáscar mantuvo en jaque a toda la escuadra chilena durante 6 meses. Entre las acciones más destacadas de las llamadas correrías del Huáscar se cuentan: el primer combate naval de Antofagasta (26 de mayo de 1879) y el segundo combate naval de Antofagasta (28 de agosto de 1879). El punto culminante fue la captura del vapor Rímac, el 23 de julio de 1879. En esta acción, Grau no sólo capturó dicho buque, sino también el regimiento de caballería Carabineros de Yungay el cual se encontraba a bordo. Este hecho causó una crisis en el gobierno chileno que provocó la renuncia del almirante Juan Williams Rebolledo. Tras la renuncia de Williams, el mando de la escuadra chilena fue entregado al comodoro Galvarino Riveros Cárdenas quien se abocó a dar caza al Huáscar.
El combate decisivo de la campaña naval tuvo lugar en Punta Angamos, el 8 de octubre de 1879. En este combate, el monitor Huáscar, junto con la Unión, que logró escapar, fue finalmente capturado por la armada de Chile, a pesar del intento de hundirlo por parte de su tripulación. Durante el combate murió su comandante Miguel Grau Seminario, convirtiéndose a su vez en el héroe patrio del Perú. El combate naval de Angamos marcó el fin de la campaña naval de la Guerra del Pacífico.

Campañas terrestres

Batalla de Arica, óleo de Juan Lepiani.
Las tropas del ejército chileno iniciaron una serie de maniobras militares en las provincias de Tarapacá, Tacna y Arica. Las victorias de Pisagua, Pampa Germania y Dolores, a fines de 1879, aseguraron el dominio chileno sobre el departamento de Tarapacá, así como las de Tacna y Arica en 1880. La batalla de Tarapacá fue una victoria aliada, pero ésta no cambió el curso de los acontecimientos a favor de los aliados, pues Bolivia se retiró de la guerra después de la batalla del Alto de la Alianza en Tacna y Chile siguió luchando contra el Perú.
La capital peruana vivía desconectada del resto del país y subestimó completamente la situación bélica, lo que contribuyó a desestabilizar completamente su clase política y a evitar una preparación efectiva para enfrentar el desembarco chileno al sur de la ciudad. En enero de 1881, las tropas chilenas entraron en Lima, después de las batallas de San Juan y Miraflores. En esta última, la propia población civil defendió sin éxito la ciudad cuando el ejército chileno atacó tres de los doce reductos. Después de la batalla, hubo incendios y saqueos en los poblados de Chorrillos y Barranco.
Plaza principal de Chorrillos antes de la batalla de San Juan.
Plaza principal de Chorrillos después de la batalla de San Juan.
Las fuerzas chilenas establecieron su autoridad y se impusieron cupos de guerra a la población limeña. Se impuso el orden en la ciudad, en las zonas de ocupación, y se restablecieron las actividades. Sin embargo, este orden no evitó la salida de objetos y bienes científicos o culturales, tales como instrumentos, herramientas, mobiliario y libros, algunos de los cuales fueron enviados a Chile, terminando otro tanto en manos de privados de ambos países.
El dictador Nicolás de Piérola Villena, quien se retiró de la capital para pretender seguir gobernando desde el interior del país, fue sustituido por un gobierno civil a cargo de Francisco García Calderón, que se negó a firmar la entrega del Departamento de Tarapacá.
Sin posibilidades de firmar la paz, el jefe de la ocupación chilena Vicealmirante Patricio Lynch estableció su cuartel militar en el Palacio de Pizarro en Lima y dirigió el combate contra la resistencia peruana en la sierra, en lo que se denomina la Campaña de la Breña o de la sierra, enfrentando abundantes actos de sedición en la misma ciudad y, posteriormente, una resistencia claramente organizada.
Después de los enfrentamientos en San Juan y Miraflores, el entonces Coronel peruano Andrés Avelino Cáceres y otros, como el capitán José Miguel Pérez, decidieron llegar a los Andes Centrales para organizar y reiniciar la resistencia al ejército de ocupación chileno. Para ello, el 15 de abril de 1881, se embarcaron en el tren de la estación de Viterbo, evadiendo la vigilacia de los soldados chilenos, con destino final la ciudad de Jauja. Así, y en gran medida ayudado por su profundo conocimiento de la lengua quechua, Cáceres organizó la defensa entre la población civil de la Sierra Central y el Coronel Gregorio Albarracín en la Sierra Sur, quienes ejecutaron una efectiva guerra de guerrillas durante tres años. Eligieron la breña de los Andes Centrales porque presentaba una topografía excelente para aplicar la estrategia de guerra de guerrillas y, también, porque existían nuevos elementos humanos, aunque sin entrenamiento y con escaso armamento para una lucha prolongada.
La resistencia militar liderada por Cáceres en la regiones sur y centro andinas obtuvo varias victorias contra las fuerzas chilenas y se dirigió a Cajamarca, en la sierra norte, para evitar el encumbramiento de Miguel Iglesias, quien desde 1882 había manifestado firmar la paz con el gobierno chileno, aceptando cesión territorial.
El 3 de mayo de 1883, la base del Tratado de Ancón ya estaba acordada entre Patrico Lynch y Miguel Iglesias quien firmó este convenio inicial desde Cajamarca.11 El 10 de julio de 1883, se desarrolló la Batalla de Huamachuco entre Andrés A. Cáceres y Alejandro Gorostiaga, finalizando con una victoria chilena. Miguel Iglesias envió una comisión especial para felicitar a Gorostiaga por su victoria. Montero, por su parte, tuvo que salir de Arequipa para evitar la destrucción de la ciudad. El 20 de octubre de 1883 terminó en Ancón la discusión de los términos del tratado de paz. Una vez firmado el Tratado de Ancón, el 11 de marzo de 1884, la Asamblea Constituyente aprobó el Tratado. Iglesias marchó hacia Lima para asumir el gobierno del Perú.
Después de la guerra, las diferencias entre Cáceres e Iglesias dieron origen a una guerra civil entre los partidarios de ambos líderes, que finalizó en 1885 con el triunfo del primero.

Consecuencias

Morro de Arica en 1880.
El coste del conflicto en vidas humanas fue alto, sobre todo en lo que se refiere a pérdidas de vidas civiles. Un recuento hace calcular que las bajas estuvieron entre los 14 0001 12 y 23 00013 muertos, entre civiles y militares, a lo largo de la guerra.
La guerra concluyó oficialmente el 20 de octubre de 1883 con la firma del Tratado de Ancón, mediante el cual el Departamento de Tarapacá pasó a manos chilenas permanentemente y las provincias de Arica y Tacna quedaron bajo administración chilena por un lapso de 10 años, al cabo del cual un plebiscito decidiría si quedaban bajo soberanía de Chile, o si volvían al Perú.
A la firma de este tratado, el Departamento de Tacna contaba con tres provincias: Tacna, Arica y Tarata. En 1885, dos años después del tratado, Chile ocupó la provincia de Tarata, la cual fue devuelta al Perú el 1 de septiembre de 1925 por resolución del árbitro Calvin Coolidge, presidente de los Estados Unidos.
El plebiscito previsto en el Tratado de Ancón nunca se llevó a cabo y no fue hasta 1929 que se firmó el Tratado de Lima, que contó con la mediación de Estados Unidos, que decidió que gran parte de la provincia de Tacna fuese devuelta al Perú mientras que Arica y el resto quedara definitivamente en manos de Chile.
El Estado de Chile pudo iniciar un proceso de chilenización dirigido a la población de Tacna, Arica y Tarapacá, interviniendo en las organizaciones privadas y públicas de la zona. A inicios del siglo XX, la chilenización se hizo más intensiva y compulsiva, llegando a puntos exacerbados hacia el primer centenario de la Independencia de Chile,14 por la actividad de ciertos grupos de población civil chilena, de naturaleza nacionalista, que comenzaron la creación de "ligas patrióticas" con la finalidad de desaparecer los rasgos peruanos de los territorios de Tacna, Tarata, Arica y Tarapacá.
La paz entre Chile y Bolivia fue firmada en 1904. Sin embargo, el tratado de paz entre ambas naciones, en el cual Bolivia definitivamente reconocía la permanente soberanía chilena sobre el territorio previamente en disputa, ha sido origen constante de tensiones diplomáticas entre ambos países durante el siglo XX y comienzos del siglo XXI, debido a que Bolivia perdió toda posibilidad de salida soberana al océano Pacífico.
Tras su victoria, Chile tomó posesión no sólo de una importante extensión territorial, sino también de enormes depósitos salitreros, guaneros y de cupríferos. Éstos fueron adquiridos mayoritariamente por capitales británicos, por medio de la compra de bonos desvalorizados emitidos antes del conflicto por Perú y adquiridos a bajos precios con préstamos de bancos chilenos, que los hacían dueños de las salitreras. Esto ha llevado a parte de la historiografía moderna a ver a los ingleses como instigadores ocultos de la guerra, sin pruebas concluyentes a decir de la historiografía chilena[cita requerida]. Algunos historiadores creen ver en algunas publicaciones de la época, inglesas y europeas en general, por ejemplo la editorial del diario británico "The Bullonist", aparecida en 1879, como pruebas del apoyo a las aspiraciones chilenas. Por el contrario, otros estiman que estas publicaciones se deben más bien al clima electoral existente en Inglaterra y a la ardua disputa entre el Primer Ministro Benjamin Disraeli, partidario de intervenir, y el liberal político británico William Gladstone, contrario a la intervención.
El salitre fue la principal fuente de riqueza de Chile hasta el descubrimiento del salitre sintético por los alemanes, durante la Primera Guerra Mundial.
Después de la ocupación chilena de Lima en 1881, el gobierno argentino ordenó alistar el ejército, la compra de un blindado, de material de guerra y la construcción de un línea férrea hasta los Andes como vía de abastecimiento. Con ello ambos países se colocaron al borde de una guerra, aceptando la mediación del gobierno estadounidense.15 El 22 de octubre de 1881, se canjearon en Santiago las ratificaciones del Tratado de límites entre Chile y Argentina, un acuerdo con el que se definieron con precisión los límites preexistentes entre la Argentina y Chile en la región patagónica.16 17 Con este tratado, se entendía en Chile que Argentina se comprometía tácitamente a la neutralidad en la guerra que se libraba en el Pacífico y que no firmaría el Tratado de Alianza Defensiva Perú–Bolivia.
En 1883, Chile quedó en posesión de la Puna de Atacama de 75 000 km², que hasta entonces había pertenecido a Bolivia y la consideró de su propiedad después del Tratado de Tregua de 1884. Sin embargo, diversos tratados y mediaciones entre Bolivia, Argentina y Chile concluyeron en 1889, cuando Argentina renunció a su reclamo sobre Tarija y Chichas reconociéndolas como territorio de Bolivia, y en 1899, cuando 64 000 km² de la Puna de Atacama quedaron para la Argentina y 11 000 km² para Chile.18

Guerra contra la Confederación Perú-Boliviana

La Guerra de la Confederación o Guerra contra la Confederación Perú-Boliviana es el enfrentamiento bélico acaecido desde el año 1836 hasta 1839, entre la Confederación Perú-Boliviana contra la coalición formada por peruanos contrarios a la confederación y la República de Chile.
En los inicios de la Confederación, fuerzas peruanas al mando de Felipe Santiago Salaverry se enfrentaron a las fuerzas confederadas,3 durante la Guerra entre Salaverry y Santa Cruz que terminó con la derrota y fusilamiento de Salaverry. Posteriormente la Confederación Perú-Boliviana se enfrentaría a la Confederación Argentina dirigida por Juan Manuel de Rosas que se disputaban territorios del altiplano. Temporalmente el ejército de Andrés de Santa Cruz logró prevalecer.
La Confederación Perú-Boliviana se enfrentaría con la República de Chile y peruanos contrarios a la confederación que deseaban la reunificación del Perú y la expulsión de Santa Cruz del poder, los que terminarían por derrotar a los confederados luego de batallas que se libraron principalmente en los territorios del actual Perú.
La guerra terminaría con la victoria de las tropas del Ejército Unido Restaurador conformada por chilenos y peruanos restauradores, determinando la disolución de la Confederación Perú-Boliviana y el fin del gobierno de Andrés de Santa Cruz en Bolivia.




Antecedentes

Durante la época virreinal, el territorio que constituía la Real Audiencia de Charcas o el Alto Perú, dependiente en un primer momento del Virreinato del Perú, desde 1776 pasó a formar parte del Virreinato del Río de La Plata. Este territorio fue independizado en 1825, naciendo la República de Bolivia.

Ideas sobre la unión entre Perú y Bolivia

El proyecto de Federación o Confederación entre los antiguos Alto Perú y Bajo Perú se mantuvo latente durante los primeros años de vida independiente en cada república. De esta manera, líderes de la independencia como Andrés de Santa Cruz y Agustín Gamarra favorecían estas ideas, siendo la principal diferencia entre ambos el control político de la unión. Santa Cruz proponía una Confederación Perú-Boliviana de tres estados y Gamarra la creación de un sólo estado, integrando Bolivia al Perú.
Las ideas de unión tenían un amplio respaldo en el sur del Perú, dados los importantes lazos económicos y políticos que unían a esta región del Perú con Bolivia. Arequipa y Cuzco, interesadas en romper el liderazgo político de Lima en los primeros años de la república, eran las ciudades que se mostraban más inclinadas hacia el proyecto de Confederación.
Sin embargo, en el norte del Perú, estas ideas fueron recibidas con bastante hostilidad, al ser Chile uno de sus más importantes socios económicos. Las élites del norte del Perú, de Lima y de Santiago se oponían al proyecto de Santa Cruz, involucrando a sus ejércitos para disolver la Confederación.4
El 17 de mayo la asamblea de Sicuani proclama el estado Sud Peruano. El 11 de agosto la asamblea de Huaura proclama el estado Nor Peruano. El 1 de mayo de 1837 se realiza el pacto de Tacna para promulgar la Confederación. Estos nunca fueron ratificados.

El gobierno de Joaquín Prieto frente a la Confederación

El establecimiento en Chile de la República Conservadora se caracteriza por la llegada de Diego Portales al gobierno, concentrando tanta autoridad en sus manos que en la práctica terminó opacando al entonces Presidente José Joaquín Prieto. La oligarquía chilena, ahora en el poder, procedió a crear y establecer una marina mercante y a convertir a Valparaíso en el puerto más importante del Pacífico en Sudamérica.5
La idea o creación de una Confederación o Unión entre el Perú y Bolivia creó recelo en algunos sectores en Chile. El ministro Diego Portales persuadió a Prieto para terminar con la influencia de la Confederación, indicando como razones la competencia comercial nacida tras la búsqueda de hegemonía de los puertos de ambas naciones y la influencia que pudiera ejercer la Confederación en sus territorios cercanos.6
En la circular de Declaración de Guerra del Estado de Chile a la Confederación Perú-Boliviana se expone los motivos de la participación de Chile contra la Confederación. Se expone que el crecimiento de la Confederación que amenazaba la independencia de otras repúblicas americanas, la acusación contra Santa Cruz por la muerte de Diego Portales, y que el Perú bajo la influencia de Santa Cruz había motivado una guerra civil en Chile prestando naves peruanas para desestabilizar el gobierno de Chile.7 En los temas económicos de la intervención de Chile, se encontraba las exigencias por parte de Chile hacia el Perú del pago de la deuda de este último, contraída durante las luchas de independencia y la guerra de tarifas aduaneras entre los puertos chilenos y peruanos8 ya que el tratado de Amistad, Comercio y Navegación, firmado en enero de 1835 fue revocado el 14 de febrero de 1836, después que Felipe Santiago Salaverry es fusilado y Orbegoso asume el poder. Finalmente no estalló la guerra en esos momentos.

Tensión contra la Confederación

La expedición de Freire parte desde Lima hacia Chile

El General Ramón Freire y su expedición libertadora en Chiloé tuvo como principal objetivo derrocar el gobierno de Prieto
Uno de los exiliados en el Perú tras la victoria conservadora en Chile fue el ex Director Supremo, el Capitán General Ramón Freire. En circunstancias extrañas para la época, Freire consiguió adquirir por intermedio de terceros el arriendo de dos buques de guerra confederados, al parecer contando al mismo tiempo con el apoyo tácito de Luis Orbegozo y Andrés de Santa Cruz. Si bien el único propósito que Freire tendría con esos buques era derrocar al gobierno dictatorial de Prieto; existen pruebas contradictorias acerca de la responsablidad y conocimiento de Orbegozo y Santa Cruz. Mientras diversos historiadores argumentan que ambos desconocían de la situación,9 otros cuestionan esto,10 tomando como prueba de culpabilidad una de las muchas cartas que Orbegozo escribió a Santa Cruz:
“Los generales O’Higgins y Freire son mis amigos, y ambos desean una variación en el gobierno de Chile (…) El segundo me a visitado confidencialmente, y asegurado que tiene todos los medios , y que contaría con seguridad el éxito, si yo le proporcionase un buque con municiones y algunos cañones en bodega y fusiles. Yo le he contestado que, aunque mi deseo seria ver variado un gobierno que nos hace tantos males, no daría paso alguno sin acuerdo de Ud. en asunto de tanta gravedad (…) He escrito al general Moran para que haga una visita al general Freire y con toda reserva le diga que estamos convenidos, y que tome con el mayor sigilo sus medidas, que a nuestra llegada a Lima acordaremos sobre todo”
Carta de Orbegozo a Santa Cruz, 5 de julio de 183611
Así, el "Orgebozo" y el "Monteagudo" partieron hacia Chile. La expedición de Freire consistía en llegar a la Isla Grande de Chiloé, establecer su autoridad en esa parte del país e invadir el territorio chileno continental. Si bien el "Orbegozo" cumplió su objetivo al capturar uno de los fuertes más importantes del archipiélago, el Monteagudo se sublevó y se entregó a manos gubernamentales. Freire, quien no sabía de estos acontecimientos, fue engañado por la tripulación rebelde del "Monteagudo", tomado prisionero y confinado al Archipiélago Juan Fernández por órdenes directas de Portales.12
Cualquiera sea el caso, el resultado y la culpabilidad de la "Expedición de Freire" sería una de las causas principales que provocarían el distanciamiento y posterior ruptura entre Luis Orbegozo y Andrés de Santa Cruz, con consecuencias fatales para la Confederación.

Los unitarios argentinos se refugian en Bolivia

Del mismo modo que lo ocurrido entre la Confederación y Chile por Ramón Freire, la derrota de los unitarios en Argentina obliga a muchos de ellos a buscar refugio en Bolivia. Juan Manuel de Rosas, temiendo que su gobierno podría sufrir un ataque como el de Freire, optó por mantener una postura claramente hostil hacia Santa Cruz.
"En 1836 Rosas temía que Santa Cruz intentara usar a los unitarios para atraer a las provincias del noroeste argentino a su órbita, como lo había hecho con Perú. Rosas y los gobernadores provinciales percibieron la confirmación de esto en la documentación llevada desde Chile, en septiembre de 1836, por el agente confidencial ante el gobierno de Buenos Aires, Francisco Javier Rosales"
Historia general de las relaciones exteriores de la República Argentina13 #GGC11C

Diego Portales acusa a Santa Cruz de apoyar a Ramón Freire

El ministro chileno Diego Portales
Estos hechos hicieron que Diego Portales considerara las acciones de Freire como un intento financiado por Andrés de Santa Cruz de alejarlo del poder. Decidido a que la única forma de evitar esto era manteniendo una política hostil y ofensiva hacia Confederación, Portales confía al marino español Victorino Garrido la misión de asestar un golpe decisivo contra la escuadra confederada fondeada en el puerto de El Callao.
En la noche del 21 de agosto de 1836, sin previa declaración de guerra, marinos chilenos a bordo del bergantín "Aquiles", comandados por el Capitán de Fragata Pedro Angulo Novoa, tomaron control de la barca "Santa Cruz", el bergatín "Arequipeño" y la goleta "Peruviana". La Captura de Buques de la Confederación (si bien poco armados y siendo el "Santa Cruz" el único de los tres con tripulación que ofreció resistencia) provocó la ira del Protector Santa Cruz, quien ordenó el arresto inmediato del embajador chileno Ventura Lavalle por considerarlo cómplice del atentado, aunque fue liberado poco después en miras a un arreglo pacífico con Garrido.14
En vez de iniciar una guerra directamente, que pondría en peligro a la naciente Confederación, Santa Cruz intentó entablar negociaciones con el gobierno chileno. Por estos motivos, aceptó todas las condiciones propuestas por Garrido, consistiendo estas en que no se hostilizarían las naves y que si Ramón Freire y sus compañeros regresaban al Perú, se les juzgaría como rebeldes.

Declaratoria de guerra del gobierno de Joaquín Prieto contra la Confederación de Santa Cruz

El congreso chileno envió a Mariano Egaña con poderes plenipotenciarios para negociar con el Protector Santa Cruz la firma de un "Tratado de Paz" y terminar las disputas entre ambas naciones. El 30 de octubre Egaña llega al Callao junto a las naves Aquiles, Colo-colo, Valparaiso, Monteagudo y Orbegoso. Blanco Encalada era el comandante general de la escuadra.
Egaña presentó los siguientes temas en la negociación:
  • El pago de las deudas de la expedición libertadora en el Perú y del empréstito adeudado a Chile.
  • La limitación de las tropas confederadas.
  • Acuerdos comerciales entre ambas naciones y el fin a la guerra comercial entre Valparaíso y El Callao.
  • Indemnización por la incursión de Freire, de la que se hacía responsable el Gobierno Confederado.
  • Separación del Perú y Bolivia.
Andrés de Santa Cruz estuvo de acuerdo con los temas comerciales, y en contra de la disolución de la confederación. Las negociaciones concluyeron en fracaso.15 En Chile, con sólo dos votos en contra (siendo uno el de Andrés Bello) en el Consejo de Estadio, Chile declaró la Guerra a la Confederación el 28 de diciembre de 1836, contando con el apoyo de peruanos independentistas quienes se comprometieron a pagar el servicio prestado por el ejército chileno en las campañas restauradoras.16

Los independentistas peruanos contra la Confederación de Santa Cruz

General peruano Ramón Castilla y Marquesado junto al general Manuel Bulnes decidió la victoria del Ejército Restaurador en Yungay
Con la Confederación Perú-Boliviana, el Perú había sido dividido en dos estados: Estado Nor-Peruano y Estado Sud-Peruano, además de contar con un presidente boliviano como Andrés de Santa Cruz y tropas bolivianas en el Perú.
En 1835 el presidente Felipe Santiago Salaverry, antes de dejar Lima para enfrentarse a las tropas bolivianas de Santa Cruz, crea una junta de gobierno y nombra a Agustín Gamarra, quien se encontraba en Costa Rica, presidente de la junta de gobierno. Al enfrentarse a Santa Cruz, Salaverry es fusilado.
Ante la creación de la Confederación, Agustín Gamarra se dirige a Chile para buscar apoyo y desalojar a las tropas bolivianas del Perú. Gamarra contaba con seguidores como Bujanda, Torrico, Negrón, Frisancho, Frías, Lasarte, Arrisueño; quienes finalmente formaran el Ejército Unido Restaurador en Chile con la misión de restaurar el estado peruano que había sido dividido por Santa Cruz.
Gamarra contaba con el apoyo de peruanos como Antonio Gutiérrez de La Fuente y Ramón Castilla, exiliados en Chile. También se encontraba el General Manuel Ignacio de Vivanco, Andrés Martínez, Felipe Pardo y Aliaga quien gestionó la intervención de Chile en la independencia del Perú respecto de la invasión boliviana.

Preludio a la guerra de los restauradores contra la Confederación

Tras el inicio de hostilidades contra la Confederación se hace más que evidente la búsqueda de una alianza entre Argentina, Ecuador, Chile y los peruanos contrarios a la Confederación, para buscar su fin.
Esto se logra parcialmente con la declaratoria de guerra que el gobierno argentino dio formalmente el 9 de mayo de 1837, pero sin el apoyo de Ecuador que entró en otro período de anarquía interna. Si bien tenían un enemigo común, Argentina actuó de forma separada.
Debido a esto durante la segunda mitad del mismo año Santa Cruz se vio obligado a dividir sus fuerzas: 7.000 hombres en el Perú del Norte, 5.000 en el del Sur y otros 5.000 en la frontera con Argentina.17

Los confederados argentinos se enfrentan a la Confederación de Santa Cruz

Las relaciones entre la confederación Perú-Boliviana y la Confederación Argentina se habían deteriorado, entre otras razones por el apoyo de Santa Cruz a grupos unitarios que realizaron al menos cuatro incursiones desde el sur de Bolivia a las provincias del noroeste argentino en los años previos a la guerra, una de ellas fue la del coronel unitario Javier López en 1834 que culminó con su derrota en la batalla de Chiflón. Un nuevo intento de López en 1835 fue derrotado en la batalla de Monte Grande. También en 1835 Felipe Figueroa invadió la provincia de Catamarca y en 1836 Mariano Vásquez contando entre sus filas a fuerzas bolivianas, atacó poblados puneños.
El 16 de mayo de 1837 el Gobernador de Buenos Aires y encargado de las relaciones exteriores de la Confederación Argentina, Juan Manuel de Rosas, designó a Alejandro Heredia como «General en Jefe del Ejército Argentino Confederado de Operaciones contra el tirano General Santa Cruz». Previamente, el 13 de febrero, había declarado cerrada toda comunicación comercial, epistolar y de cualquier género entre los habitantes de la República Argentina y los de Perú y Bolivia, declarando "traidor a la patria" a cualquiera que cruzara la frontera hacia esos países.
El 19 de mayo de 1837 Rosas declaró que "la Confederación Argentina está en guerra con el gobierno de Santa Cruz, y sus sostenedores". 18
Aunque Rosas le envió a Heredia 500 tercerolas y carabinas, 900 fusiles, 700 sables, 3500 piedras de fusil y unos 54 500 cartuchos, no lo apoyó efectivamente, quedando el noroeste argentino vulnerable a los ataques de las fuerzas de Santa Cruz. Aprovechando la inactividad de Heredia, el general alemán, nacionalizado boliviano, Otto Felipe Braun, comandante del frente boliviano, concentró sus tropas en Tupiza esperando el ataque de los argentinos el cual ocurrió por Tarija de manera que reaccionó e hizo retroceder a los atacantes hasta la provincia de Jujuy, en agosto de 1837. El 28 de agosto de 1837 unos 100 soldados bolivianos ocuparon las aldeas de La Quiaca y Cochinoca. Otra columna ocupó las aldeas de Santa Victoria e Iruya, reuniéndose ambas columnas el 11 de septiembre en la quebrada de Humahuaca. El 12 de septiembre, Felipe Heredia con unos 400 soldados fue derrotado por los bolivianos en el Combate de Humahuaca o «Batalla de la Herradura» y al día siguiente se produjo el Combate de Santa Bárbara en el poblado de Santa Bárbara. El 11 de diciembre el capitán Aramayo logró una victoria en el Combate de Vicuñay cerca de Tres Cruces y el 2 de enero de 1838 un destacamento al mando del capitán Gutiérrez tomó prisioneros bolivianos tras el Combate de Rincón de las Casillas, mientras que dos fracciones bolivianas combatieron entre sí por error en Negra Muerta.
El general Gregorio Paz inició la marcha el 27 de mayo de 1838, atacando dos días después el poblado de Carapari. El 5 de junio el coronel argentino Manuel Virto inició su marcha desde San Andrés rumbo al Abra de Zenta, desde allí las tropas argentinas intentaron contratacar a través de la yunga y el Chaco Salteño. El 8 de junio, Paz logró la victoria en el Combate de San Diego, llegando cerca de Tarija desde donde retrocedió el 24 de junio, siendo derrotado por el general Braun en la Batalla de la Cuesta de Coyambuyo o «batalla de Montenegro».
El 11 de junio, Manuel Virto en el Combate de Iruya intento tomar Iruya pero no lo logró. El 22 de agosto de 1838 Heredia ordenó la retirada.
El prestigio de Heredia se vio debilitado en Tucumán, por lo que el pueblo tucumano, el 12 de noviembre, se levantó contra el ejército de este. Al mando de Alejo Córdoba, comandante del Regimiento Nº 9, estalló la rebelión denominada Coalición del Norte, siendo asesinado el general Alejandro Heredia. El comandante Rentería sería el encargado de sofocar esta revolución al mando de 50 hombres desalojando al militar alzado. Los gobernadores de las provincias del noroeste de Argentina no deseaban prolongar la guerra.19 20

El motín de Valparaíso y la muerte de Diego Portales

Muerte de Portales.
El contexto internacional no era favorable para los enemigos de la Confederación. Santa Cruz contaba con apoyo internacional de Gran Bretaña, Francia y Estados Unidos, mientras que Ecuador no se atrevió a intervenir. Por otra parte, la intervención de Chile tuvo una mala acogida en su opinión pública, pues no se comprendían las razones del enfrentamiento.
El gobierno chileno estableció estado de sitio y dotó de facultades extraordinarias al Poder Ejecutivo para actuar autoritariamente. En 1837 se promulgó la Ley de los Consejos de Guerra, tribunales que se regían por el severo código militar y que carecían del recurso de apelación. La oposición liberal acusó a Portales de autoritario, al tiempo que se desplegaba contra él y la guerra una intensa campaña en la prensa.
La tensión política y la oposición general a la contienda se trasladaron al ejército. José Antonio Vidaurre, jefe del Regimiento Maipo acantonado en Quillota, apresó a Portales cuando este pasaba revista a los soldados. Las tropas sublevadas se dirigieron a Valparaíso con el fin de apoderarse de esta plaza, pero Manuel Blanco Encalada movilizó a la infantería de línea, alertó a la Escuadra y con la valiosa ayuda del general peruano Ramón Castilla y sus tropas de caballería, también acantonadas en Quillota, se dio el encuentro de la Cabrería y se derrotó a los sublevados, condenando a muerte a sus jefes y oficiales por la rebelión. No obstante, en la retaguardia de los sublevados, el capitán Santiago Florín intentó hacer fusilar a Portales.

Guerra entre la Confederación y los Restauradores

En una misiva que el ministro Portales envió al almirante Blanco Encalada, antes del inicio de las negociaciones entre el enviado de su país Mariano Egaña y el protector Andrés de Santa Cruz, exponía los motivos por los que, a su juicio, irremediablemente tendría que darse una guerra entre Chile y la Confederación a menos que esta se disolviera, estos motivos eran de índole política, económica, sociológica e incluso racial.
“(...) La posición de Chile frente a la Confederación Perú Boliviana es insostenible. No puede ser tolerada ni por el pueblo ni por el Gobierno porque ello equivale a su suicidio. No podemos mirar sin inquietud y la mayor alarma, la existencia de dos pueblos, y que, a la larga, por la comunidad de origen, lengua, hábitos, religión, ideas, costumbres, formarán, como es natural, un solo núcleo. Unidos estos dos Estados, aún cuando no más sea que momentáneamente, serán siempre más que Chile en todo orden de cuestiones y circunstancias(...) La confederación debe desaparecer para siempre jamás del escenario de América por su extensión geográfica; por su mayor población blanca; por las riquezas conjuntas del Perú y Bolivia, apenas explotadas ahora; por el dominio que la nueva organización trataría de ejercer en el Pacífico arrebatándonoslo; por el mayor número también de gente ilustrada de la raza blanca, muy vinculadas a las familias de influjo de España que se encuentran en Lima; por la mayor inteligencia de sus hombres públicos, si bien de menos carácter que los chilenos; por todas estas razones, la Confederación ahogaría a Chile ante de muy poco(...) Las fuerzas navales deben operar antes que las militares, dando golpes decisivos. Debemos dominar para siempre en el Pacífico: ésta debe ser su máxima ahora, y ojalá fuera la de Chile para siempre (...)”.
Carta de Diego Portales a Blanco Encalada, 10 de setiembre de 1836.21

Primera expedición restauradora: el Tratado de Paucarpata

El 15 de septiembre de 1837 se prepara la que sería la primera Expedición Restauradora enviada por el gobierno de Chile junto a los peruanos contrarios a la Confederación. La expedición estaba compuesta por una columna peruana con 420 hombres al mando del general La Fuente y tropas de Chile con 3.200 hombres al mando de Blanco Encalada y Roberto Simpson. Las acciones de los restauradores estaban coordinadas con tropas argentinas del general Heredia.
El ejército partió el 15 de Setiembre. El 14 había dado la vela para Cobija el transporte Napoleon convoyado por la goleta de guerra Peruviana, llevando un cuadro de reclutas voluntarios (la colunmna del comandante Frijolet) que debian ocupar aquel puerto e iniciar una diversion militar en coordinacion con las tropas argentinas, para lo cual se había prevenido al general Heredia que destaca una columna sobre Atacama.
Campaña del ejército restaurador. El Mercurio de Valparaiso. Enero de 1838.[1]
El 12 de octubre el ejército restaurador ocupó Arequipa (en el Estado Sud-Peruano), pero no encontró la ayuda y adhesión que le habían augurado los agentes peruanos. Mientras los restauradores permanecieron inactivos a la espera de pronunciamientos en su favor el ejército confederado maniobró hasta ocupar posiciones favorables en el alto de Paucarpata que Santa Cruz calificó como el "balcón de Arequipa".
Ante esta nueva situación celebraron el Tratado de Paucarpata por parte de la República de Chile: Blanco Encalada y Antonio José de Irisarri y por parte de la Confederación Perú-Boliviana: Anselmo Quiroz y el chileno Ramón Herrera quien era presidente del Estado Sud-Peruano. El tratado establecía la devolución de los barcos apresados por Chile, el restablecimiento de las relaciones comerciales, la retirada de los ejércitos restauradores y el reconocimiento de la deuda reclamada por el gobierno chileno por el apoyo brindado a la Independencia del Perú.
El 18 de Noviembre empezaron a desfilar los cuerpos del ejército sobre Quilca (Arequipa), con escepcion del Portales i del Valdivia, que presenciaron el 19 la entrada triunfal de Santa Cruz en Arequipa i le rindieron honores militares. El cuerpo del ejército chileno que llevaba el nombre de la ilustre víctima del Baron (se refiere al batallon Portales) haciendo honores a Santa Cruz!... Faltaba este nuevo vilipendio para completar sin duda la serie de desaciertos que por resultado de la última campaña, han dado, en lugar de la independencia de dos naciones americanas i de la libertad de dos pueblos hermanos, el tratado de Paucarpata, transaccion tan precaria como indigna de las altas razones politicas i de los justos motivos en que Chile apoya la guerra que ha declarado el tirano del Perú i de Bolivia.
Campaña del ejército restaurador. El Mercurio de Valparaiso. Enero de 1838.[2]
Mientras estos hechos tenían lugar en Arequipa, el 19 de octubre del mismo año partía del Callao una flota confederada formada por las corbetas "Socabaya" y "Confederación" y el bergantín "Congreso" al mando del general José Trinidad Morán, teniendo como objetivo las islas Juan Fernández, donde se encontraban recluidos varios reos políticos entre ellos el general Ramón Freire, aliado político de la Confederación, el 14 de noviembre fondearon los barcos en la isla obteniendo la capitulación de la plaza pero enterándose que Freire había sido exiliado a Australia meses antes. Antes de abandonar la isla los confederados destruyeron las instalaciones. Tras realizar algunas acciones contra las defensas de Talcahuano y San Antonio la escuadra regresó al Perú con dos buques mercantes apresados en la campaña. La historiografía chilena sostiene que la verdadera intención de Morán era sorprender Concepción, promover un pronunciamiento en el ejército chileno y capturar a su jefe el general Bulnes.22
En diciembre, cuando Blanco Encalada llegó a Valparaíso, los términos del acuerdo no sólo no convencieron sino que fueron ampliamente rechazados por gobierno chileno y a la opinión pública en general. Tanto Blanco Encalada como Antonio José de Irisarri fueron acusados y juzgados como responsables de esta derrota, aunque finalmente fueron absueltos.

Segunda expedición restauradora: Batalla de Yungay

El General José María Pérez de Urdininea participó en Yungay.
En 1838, el general chileno Manuel Bulnes Prieto, al mando de un ejército de 5600 hombres, emprendió una Segunda Expedición Restauradora. Junto al Ejército Unido Restaurador asistieron peruanos como Agustín Gamarra, Ramón Castilla y otros de sus connacionales promotores de la unificación del Perú y contra la invasión boliviana al Perú.
El Ejército Unido Restaurador, partió de Chile con las órdenes de buscar la seguridad de los países limítrofes buscando destituir a Santa Cruz, lograr la independencia del Perú restituyendo la república al estado anterior de la confederación y nombrando a Bulnes jefe de estado mayor y comandante en jefe del ejército.
El 21 de agosto de 1838 tuvo lugar el Batalla de Portada de Guías, que permitió la ocupación de Lima por el ejército restaurador, comandado por Bulnes.
A este primer éxito bélico de los restauradores le sucedieron en enero de 1839 el Combate Naval de Casma, ocasión en que corsarios franceses comandados por el capitán Blanchet y que luchaban por la Confederación fueron derrotados por la Armada de Chile, guiada por el capitán Roberto Simpson. Posteriormente, el ejército de Santa Cruz fue completamente derrotado por el Ejército Restaurador en la Batalla de Yungay, el 20 de enero de 1839. En esta lid, las tropas de la Confederación esperaban resistir la ofensiva enemiga parapetadas en el cerro Pan de Azúcar, finalmente sin éxito y con un alto costo en vidas humanas. El congreso reunido en Huancayo, el 15 de agosto de 1839, nombra presidente provisional del Perú al general Agustín Gamarra.23 El general chileno Manuel Bulnes fue nombrado Gran Mariscal de Ancash por el presidente peruano Agustín Gamarra.
La derrota significó la desintegración de la Confederación y el exilio de Santa Cruz en Guayaquil, Ecuador. Sin embargo, Gamarra prosiguió con su proyecto de unificación y es así como sucede la Guerra entre Perú y Bolivia. La derrota del ejército de Gamarra en Ingaví en 1841 hizo que las tropas bolivianas del general José Ballivián ocuparan el territorio peruano hasta Tarapacá. No obstante, al no contar los bolivianos con tropas suficientes para poder mantener una ocupación prolongada y tras sufrir varias derrotas, ambos contendientes se avinieron a firmar una paz en 1842, previa mediación del Ministro Plenipotenciario peruano José Antonio de Lavalle.

El gobierno del Perú pagó al gobierno de Chile la deuda contraída por el servicio prestado por el ejército chileno en la campaña restauradora,16 así como reconoció las acciones de los oficiales de Chile otorgándoles premios24 y condecoraciones del ejército del Perú.25
El Ejército de Chile estaría acantonado en el Perú para evitar alzamientos contra el nuevo gobierno hasta octubre de 1839.26
Los oficiales peruanos que sirvieron al ejército de la Confederación fueron retirados de la lista de militares del Perú, entre ellos se encontraban los mariscales Guillermo Miller, Mariano Necochea, José de la Riva Agüero, Blas Cerdeña; los generales de división Francisco de Paula Otero, Luis José de Orbegoso, Domingo Nieto y los generales de brigada Manuel Aparicio, José Rivadeneira, Juan Pardo de Zela, Domingo Tristán y Pedro Bermúdez.27
El triunfo en la Batalla de Yungay es recordado por el Ejército de Chile con el Himno de Yungay,28 y en el Perú con la creación del Departamento de Ancash (zona donde se realizó la Batalla de Yungay), reemplazando al antiguo Departamento de Huaylas.
La Batalla de Yungay no tiene en la memoria histórica del Perú la misma importancia que tiene en Chile.29 Mientras en este último país se la recuerda como un hito fundacional de la nación chilena, en el Perú no se conmemora oficialmente, ya que las guerras de la confederación se vivieron más como una guerra civil que como una guerra externa.
Existen versiones encontradas al respecto en la historiografía peruana, hay quienes lamentan la derrota de la confederación, porque se perdió la oportunidad que el Perú fuera un país reconciliado con sus raíces andinas (representadas por la alianza con el Alto Perú), y hay quienes consideran que el "invasor" fue Bolivia (minimizando el papel de la intervención de Chile).
Esto se debe, en parte, a que el Perú estaba profundamente dividido durante la época de la confederación. La élite costeña que gobernaba el Perú desde Lima –militarmente representada por el caudillo cuzqueño Agustín Gamarra– vio en el proyecto confederado una amenaza a su alianza económica con Chile, la que mantenía a través de un comercio por el Océano Pacífico. Las elites costeñas de Lima y el norte del Perú veían con agrado el apoyo de Chile (país que tenía sus propios intereses para intervenir en el conflicto, ver doctrina Portales). Por otro lado estaban las élites de la sierra y costa sur peruana, vinculadas cultural y económicamente con el Alto Perú desde la colonia, en donde el proyecto de la Confederación Perú-Boliviana era respaldado.
Esta toma de partidos no estaba exenta de prejuicios racistas, como los poemas satíricos del escritor peruano Felipe Pardo y Aliaga contra "el indio Santa Cruz" y "el cholo Santa Cruz", jefe e ideólogo de la Confederación Perú-Boliviana, a quien Pardo llegó a llamar el "Alejandro Guanaco" (en alusión a Alejandro Magno y a un auquénido típico de los Andes) y el "conquistador ridículo".
La historiografía boliviana recuerda la Confederación Perú-Boliviana como una época de máximo apogeo.

Combates y batallas

Estas son batallas de la Confederación Perú-Boliviana contra el Ejército Unido Restaurador.
Fecha Nombre
21 de agosto de 1838 Batalla de Portada de Guías
18 de septiembre de 1838 Combate de Matucana
6 de enero de 1839 Batalla de Buin
10 de enero de 1839 Combate naval de Casma
20 de enero de 1839 Batalla de Yungay