La
Guerra de Invierno (en
finés talvisota, en
ruso Зимняя война, en
sueco vinterkriget) estalló cuando la
Unión Soviética atacó
Finlandia el
30 de noviembre de
1939, tres meses después del inicio de la
Segunda Guerra Mundial. Como consecuencia, la
URSS fue expulsada de la
Sociedad de Naciones el
14 de diciembre.
Stalin
había esperado conquistar el país entero para finales del año, pero la
resistencia finlandesa frustró a las fuerzas soviéticas, quienes
superaban en número a los fineses en tres a uno. Finlandia aguantó hasta
marzo de
1940, cuando se firmó un
tratado de paz cediendo cerca del 10% del territorio finés y el 20% de su capacidad industrial a la Unión Soviética.
El resultado de la guerra fue complejo. Aunque las fuerzas soviéticas
pudieron finalmente atravesar la defensa finesa, ni la Unión Soviética
ni Finlandia salieron ilesas del conflicto. Las pérdidas soviéticas en
el frente fueron tremendas, y la posición internacional del país sufrió.
Aún peor, la destreza combativa del
Ejército Rojo fue puesta en cuestión, un hecho que contribuyó fuertemente a la decisión de
Hitler de lanzar la
Operación Barbarroja.
Finalmente, las fuerzas soviéticas no cumplieron su objetivo primario
de conquistar Finlandia, sólo lograron una secesión de los territorios
de
Petsamo,
Salla y la mayor parte de
Karelia. Por su parte, los fineses retuvieron su soberanía y atrajeron considerable buena voluntad internacional.
Los preparativos
franco-
británicos para apoyar a Finlandia a través del norte de Escandinavia (la
campaña aliada en Noruega) fueron impedidos por el armisticio del
15 de marzo. Sin embargo, la misión siguió adelante con la nueva meta de ocupar las minas de hierro del norte de Suecia, provocando la
invasión de Dinamarca y
Noruega por parte de la
Alemania Nazi el
9 de abril de 1940 (
Operación Weserübung).
La Guerra de Invierno fue un desastre militar para la Unión
Soviética. No obstante, Stalin aprendió de este fiasco y se dio cuenta
de que el control político sobre el Ejército Rojo ya no era factible.
Tras la Guerra de Invierno, el
Kremlin
inició el proceso de reinstaurar a oficiales calificados y modernizar a
sus fuerzas, una decisión que permitiría a los soviéticos resistir la
invasión alemana. Se podría discutir que ni los ejércitos de
Francia,
Gran Bretaña o
EE. UU. habrían estado preparados para la guerra invernal, aunque esto está poco probado. En la
Batalla del Bulge (o de las Ardenas) a finales de
1944,
se pudo ver, sin embargo, a miles de soldados estadounidenses atrapados
por un clima relativamente suave al lado del invierno nórdico
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