La marcha de la muerte de Bataán fue una marcha forzada de alrededor de 76 000 prisioneros de guerra y civiles filipinos y estadounidenses que fueron capturados por los japoneses en Filipinas, acontecida el mes de abril de 1942 durante la Segunda Guerra Mundial.
Desde la punta sur de la península de Bataán, los presos hambrientos y maltratados fueron obligados a caminar más de 101 km hasta un campo de prisioneros.
La marcha se caracterizó por una serie de abusos físicos y matanzas que
resultaron en la muerte de varios miles de prisioneros, tanto civiles
como militares. Al finalizar la guerra, esta marcha fue catalogada como
un crimen de guerra por parte de la comisión militar aliada.1
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