A comienzos del siglo XIX las insurrecciones acogieron las prédicas de Eugenio Espejo de la década anterior. Los primeros movimientos empezaron en 1809 con la rebelión de los criollos contra el gobierno español de naturaleza napoleónica. Los sublevados formaron una Junta de Gobierno provisional el 10 de agosto de 1809 en Quito, pero los participantes fueron vencidos por tropas enviadas desde el Virreinato del Perú y el Virreinato de Nueva Granada.
En esa fecha los sublevados no propugnaban la independencia, sino
cambiar las autoridades "afrancesadas" en Quito, manteniendo fidelidad
al cautivo rey Fernando VII. Como indica el acta, el presidente de esta
Junta "Prestará juramento solemne de obediencia y fidelidad al
Rey...Sostendrá la pureza de la religión, los derechos del Rey, y los de
la patria y hará guerra mortal a todos sus enemigos, principalmente
franceses".2
A pesar de que en realidad esta junta no promovió la independencia del
país, pues esta llegó realmente el 11 de octubre de 1811 con la creación
del Estado de Quito,3 según unos, y el 9 de octubre de 1820 con la Provincia Libre de Guayaquil,4 según otros, en Ecuador se conoce este suceso como el Primer Grito de Independencia Hispanoamericana. Muchos de los comprometidos perecieron durante la matanza del 2 de agosto de 1810.
Una segunda Junta iniciada con la llegada de Carlos de Montúfar, designado Comisionado de Regencia por las Cortes de Cádiz, se instaló el 22 de septiembre de 1810 en el Palacio Real de Quito.3 Varios eventos desencadenaron la declaración de desobediencia al Virreinato de Nueva Granada
el 9 de octubre de 1811, y el 11 del mismo mes se produce la primera
declaración de independencia de un territorio en los territorios del
actual Ecuador, el Estado de Quito.3 Esta fugaz nación contó con su propia Constitución, aprobada el 15 de febrero de 1812,5 6
en la que más que una Monarquía Constitucional, la forma de gobierno
que implanta el documento es la de un Estado Soberano que reconoce al
Rey de España como su Señor simbólico, en un modelo en gran medida
similar al implantado en la Commonwealth británica, integrada por Estados independientes, que reconocen al Monarca como representación meramente simbólica de Jefe del Estado, pero sin ninguna competencia política real.7 El Quito independiente tuvo corta vida, pues duró poco más de un año al ser repelido continuamente por fuerzas de Guayaquil, Lima y Bogotá, que le propinaron sendos fracasos militares que terminaron desintegrando el Estado tras la Batalla de Ibarra, el 1 de diciembre de 1812.3 8
Un segundo movimiento independentista inició el 9 de octubre de 1820, cuando los criollos e individuos de la guarnición de Guayaquil dirigidos por José Joaquín de Olmedo se rebelaron y expulsaron a las autoridades fieles al rey, creando una nueva nación llamada Provincia Libre de Guayaquil. La junta revolucionaria que se formó en seguida pidió ayuda a Simón Bolívar, quien envió a Antonio José de Sucre y algunos centenares de soldados; la campaña sobre la Sierra avanzó trabajosamente hasta que Sucre se impuso en la batalla de Pichincha, librada sobre las estribaciones de este volcán, hacia la parte occidental de Quito, el 24 de mayo de 1822,
fecha que es reconocida por los ecuatorianos como la de su
independencia de España. Poco después la antigua Audiencia se unió a la Gran Colombia, dirigida por Bolívar, al cabo de un tiempo también Guayaquil,
pero cuando fracasó el vasto proyecto del Libertador un grupo de
notables reunido en Quito decidió organizar el nuevo país como Estado
independiente (13 de mayo de 1830) y entregó el poder al general venezolano Juan José Flores.
Mapa de la Gran Colombia y sus depertamentos.
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